Santos

San Fulgencio y Santa Florentina

Podemos asegurar que los Santos Fulgencio y Florentina, impregnan toda la substancia de Berzocana, resultando imposible concebir este pueblo desvinculado de sus Protectores, siempre presentes en todas las manifestaciones colectivas o individuales, por mérito de una fe interiorizada durante tan largo periodo de convivencia.


Para acercarnos a sus vidas, reseñamos seguidamente unos pocos datos biográficos, extraídos de distintos hagiógrafos y del “Libro que contiene los instrumentos auténticos de la aparición, vida y milagros que han obrado los Gloriosos Cuerpos de los Señores San Fulgencio y Santa Florentina”, conocido por “Libro de los Milagros”.

En el siglo VI, Teodorico, rey visigótico, repudió a su esposa Sancha de Toledo, por no profesar el arrianismo, huyendo a Cartagena con su hijo Severiano, que contrajo matrimonio con una dama de posible origen bizantino y ascendencia regia, siendo los primeros Duques de esta Ciudad. De su unión nacieron cinco hijos, cuatro de ellos santos: Leandro, Fulgencio, Florentina e Isidoro y Teodora esposa del rey Leovigildo, padres de San Hermenegildo y del primer rey católico Recaredo.


San Fulgencio nació en Cartagena, por el año 556, hizo honor a su nombre (fúlgido, brillante) y fue una lumbrera en la España visigoda, destacándose en su lucha contra la herejía arriana. Políglota aventajado, cultivó junto a su lengua nativa, la griega, la siria, la hebrea, la latina y la arábiga, permitiéndole la comunicación con la práctica totalidad de las culturas de su tiempo y el conocimiento profundo de los clásicos.

Desterrado con su familia a Sevilla, aprovechó para formar en la fe católica a su sobrino Hermenegildo, que murió mártir y, junto a sus hermanos, consiguieron que cuando Recaredo subió al trono, abrazase la fe verdadera en el Concilio III de Toledo del año 589. Fue obispo de Cartagena y tercero de la diócesis de Écija, tomando parte en los Concilios de Toledo del año 610 y en el de Sevilla, del año 619.A su pluma se deben, entre otros, los Comentarios de la Escritura y tres libros de Mitología. Hombre sabio y santo, ha merecido ser reconocido como Doctor de la Iglesia, otorgándole este rango Pio IX, en 1880.


Santa Florentina, nacida también en Cartagena, es la tercera de estos cuatro grandes santos. Su hermano San Leandro, Arzobispo de Sevilla, que la profesaba un singular cariño, la instruyó en los estudios clásicos y sagrados.

Al igual que sus hermanos, era de inteligencia muy despierta y, como ellos, decidió consagrarse al Señor en la vida religiosa, retirándose al monasterio benedictino de Santa María del Valle, en Écija, del que pronto fue elegida abadesa. Fundó más de cuarenta monasterios, siguiendo la Regla escrita para ella por su hermano Leandro, De institutione virginum. San Isidoro la distinguió escribiendo la obra, sobre la fe, De fide contra iudaeos. Murió ya muy anciana, después de una vida de penitencia y santidad, confortada por sus monjas, que en gran número había conseguido incorporar a los conventos.

Berzocana se honra en custodiar en la monumental Iglesia de San Juan Bautista, sus sagrados cuerpos, traídos por los clérigos sevillanos, junto a la imagen de la Virgen de Guadalupe, para evitar su profanación cuando los árabes invadieron España en el año 711.


Juan de la Cruz Fernández Martín

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