miércoles, 16 de enero de 2013

San Fulgencio 2013



La vida de San Fulgencio Obispo de Écija, y después de Cartagena

En el tiempo de Instinfano, emperador en Roma Fulgencio hermano de San Leandro y Isidro, Doctores excelentísimos en doctrinas y ejemplos gloriosos, fue guarnecido de mucha ciencia y artes, así de nociones griegas, caldeas, hebraicas, latinas, arábigas italistas, como castellanas, el cual primeramente fue Obispo de Écija, y después fue Obispo de Cartagena veinte años, los cuales muy santísimamente fueron gobernados y regidos, el cual su último fin y ejemplo era en declarar que esta vida cuan breve es, y cuan presto perecedera, y que nos esforzásemos a bien hacer este poco tiempo porque gozásemos de el grande y perpetuo que esperamos a que tanto maceraba sus carnes, corrigiendo sus ovejas que encargo tenia, que muchos de sus súbditos clérigos y legos, pasarlo no podían, y el continuó esforzándolos, dando grandes gracias y lores a nuestro Señor Dios su vida en estas santas obras, ejercitando; en este tiempo la arriana secta se levantó, y fueron llamados setenta y un obispos y arzobispos al concilio toledano, en el cual la cristiana opinión fue muy disputada por que por ellos todo fue destruido y reprobado, en lo cual este glorioso Santo mucho lucidito probando contra ella con Jeremías, Zacarías, Génesis y todos los otros profetas, así por la misma escritura, como moralizando y instruyendo aquello que en la Sagrada Escritura convenía, con lo cual mucho aprovecho, así en aplicarlas al sagrado Evangelio concordando los dichos proféticos y evangelios en una gloriosa conformidad, como explicando excelentísimas cosas, y capitulándolas todas, y de aquí a tan rara causa de su grandísimo estudio, y estrecha vida, fue enflaqueciendo. Residió el Santo continuamente en su obispado; des que vio sus fuerzas posponer, y su grave fin corporal allegarse, con gozo y alegría muchas veces suspiraba y clamaba, y des que se vio tan cerca de la otra vida, sus cartas y mensajeros con suspiros y lloros a Leandro Arzobispo de Sevilla, su hermano, y a Laurio Obispo de Cádiz, su amado amigo, envió diciendo que si vivo le quisiesen ver, apresuradamente partiesen, los cuales vista la embajada, pospuestas todas cosas en camino, comenzaron, y cuando llegaron, el glorioso Fulgencio con su visita mucho se alegró, y luego su anima ordeno, así en disponer lo de su obispado y casa, como en recibir todos los Santos Sacramento de la Madre Santa Iglesia en el cual tiempo después de su nacimiento sesenta y seis años cumplió, y en presencia de los prelados, con grandes lágrimas y devoción encomendándoles sus cosas, y cuerpo, el ánima dio a su Creador Redentor en las calendas de enero. Y de que esto pasado, Recaredo, rey glorioso, el cual había hecho y mando hacer concilio toledano contra la arriana secta, allí se halló y mucho lo honro, y su cuerpo fue traído a la ciudad de Sevilla y fue hecho su enterramiento en la Iglesia de Señor San Juan Bautista, donde por sus méritos, grandísimos milagros siempre nuestro Señor haría, y hizo, y hare.