A la Misa de Gloria de la noche
del Sábado Santo sucedía la procesión del Domingo de Resurrección, y así
acababan los actos religiosos.
Romero de Jueves Santo
La víspera de Jueves Santo algunos hermanos de la
cofradía de los Santos iban a por dos o tres cargas de romero, para traerlo a
la iglesia y después de hecho el Monumento se ponía de alfombra. El Viernes al
quitar el Santísimo dos hermanos de la cofradía lo repartían a la gente que lo
conservaba en su casa para quemar un trozo en la lumbre los días de tormenta,
así se prevenían de los rayos alejándola.
El Agua Bendita
Cuando el Jueves Santo se quitaba el agua bendita de
las pilas de la Iglesia el Sábado la recogía la gente echándola en pilas
pequeñas junto a la cabecera de sus camas y usándola para santiguarse y echarla
por la casa.
Día del bollo
El domingo de Pascua la mocedad y
los niños pasaban la tarde en los alrededores de la ermita de la Concepción y
en la Era de la Mocara, dispersos por el campo comiendo cada uno el bollo que
había llevado de casa jugando a la rana y otros juegos tradicionales. Los niños
acudían luego al pozo de la Trasoná, esperando que algún mayor le sacara agua
con un cubo para poder saciar la sed producida por el bollo y las carreras que
hacían entre ellos. Volvían al pueblo para ir al baile.
La Verea
El lunes era el día de la Verea. En familia o con amigos, en
las primeras horas del día a lomos de caballos o burros, adornados con bonitas
mantas se iban al campo, siempre donde
hubiera agua, a pasar el día disfrutando de la naturaleza
y degustando los alimentos que llevaban en las alforjas. Tendían las mantas en
la hierba o a la sombra de un buen roble o encina, dando buena cuenta de las
viandas que llevaban, torreznos, solomillos, lomos de la matanza destinados a
partirse ese día. Un paseo por el campo o la práctica de algún juego eran los
complementos del día, hasta que a media tarde regresaban a sus hogares.
Día del huevo
El domingo de Cuasimodo
Era el domingo siguiente a la Semana Santa. Con las viandas
que habían sobrado de los demás días, se volvía a salir al campo a darles
acabo, de ahí el dicho: “el domingo de cuasimodo nos lo comimos todo”



